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CEREMONIAS (II) – ¿QUÉ HACEMOS CON EL EQUIPO DE SONIDO?

Seguimos hablando de las peripecias que pueden acontecer en una ceremonia, y hoy abordamos un problema difícil de afrontar, sobre todo, si no se tiene cuidado: la instalación del equipo de sonido.

1) PUBLICIDAD EN EL EQUIPO – Por increíble que parezca, hay quien llega a la ceremonia y deja todos sus rótulos a la vista. No! No es un evento comercial. Si ya es más que discutible que durante la sesión de dj aparezca publicidad del profesional que está a los mandos (a veces, parece un vendedor de sartenes más que un dj) durante la ceremonia nupcial hay que ser lo más discretos posible. Y si se puede utilizar tonos para la mesa que sean similares al resto de la decoración, mejor todavía.

oficiante y dj

2) EL OFICIANTE-DJ – También es increíble, pero pasa. Se contrata un maestro de ceremonias, o se ofrece un amiguete, y nadie tiene en cuenta que hay que insertar las canciones. Desde luego, poner al oficiante a darle al play no es la mejor solución porque, o se mira al equipo, o se mira a los novios. En todo caso, el componente ambiental que tiene que tener la música se pierde por completo si se ve cómo y cuándo se le da al play

3) LA ALTURA DEL MICRO – con un poco de sentido común nos podemos dar cuenta que la estatura media está entre 1,65m y 1,80m. Puede haber gente más alta o más baja, pero no son lo habitual. Siguiendo esa pauta, el micro tiene que estar a una altura tal que una persona normal no tenga que agacharse ni que estirarse. Por eso sorprende a veces ver micrófonos a dos metros, como si estuviéramos en un ring de boxeo, o a ras de suelo, como los micrófonos ambientales de los campos de fútbol.

Todos estos pequeños fallos, y muchos otros, se resumen en uno solo: no ponerle dedicación al montaje. Al igual que se hace con la decoración o con las flores, el equipo de sonido es una parte fundamental de la boda. Ya va siendo hora de que se le trate como se merece.

CEREMONIAS (I): CINCO ERRORES IMPERDONABLES A LA HORA DE MONTAR EL EQUIPO

Abrimos aquí una serie de artículos sobre el montaje del equipo de sonido para la ceremonia. Y es que aunque un equipo de sonido no debería tener más que un papel muy secundario (lo importante son los novios y, después, los invitados y el oficiante o el maestro de ceremonias), no tener cierto cuidado a la hora de disponer los medios técnicos puede deslucir muchísimo la celebración.

1) Los novios no tienen micro. El maestro de ceremonias tiene generalmente su micro y su atril; los invitados que intervienen en la ceremonia utilizan ese micro cuando dirigen unas palabras a los presentes. ¿Y los novios? O bien no tienen micro y no se les oye hablar ni cuando pronuncian los votos ni cuando intercambian los anillos, o bien el oficiante coge su micro y se lo pone en plan “reportero total”. Vamos, que los novios podrían estar dándose el “sí, quiero” o dando su opinión sobre la prima de riesgo, porque la pose queda de todo, menos natural.

micromaestro

2) Se tiran metros de cable como si no costara. Y tal parece que lo que pretendemos es poner trampas a los novios, al oficiante o a los pajes. Hay que tener un mínimo de cuidado. Sabemos que es un engorro desenrollar para luego volver a enrollar pero… es mayor engorro pedir disculpas porque la novia ha acabado por los suelos

liocables

3) Desplegar potencia como para una verbena. Los altavoces autoamplificados de 15 pulgadas permitieron que mucha gente sin conocimiento alguno sobre sonido se metiera a dj y, ya puestos, a sonorizar ceremonias o algo parecido. Son cómodos, manejables pero… no valen para todo. Tienen mucha pegada para los graves pero la voz… sale grave si no sabes ecualizar bien. Es mejor utilizar altavoces más pequeños o repartirlos por todo el recinto. Aunque para eso hay que a) disponer de varios altavoces b) renunciar a la potencia en beneficio de la claridad c) tener una mesa de mezclas y no una controladora USB

4) Esconderse tanto… que no se ve la entrada o salida de los novios. Está claro que hay que ser discreto, pero sin excederse. No tener referencia visual de los novios implica que no acertaremos con el momento justo de las canciones. A veces nos dejan muy poco espacio, es cierto, pero también tendremos que saber negociar para buscar una ubicación que nos permita controlar todo lo que pasa
5) Prepararse el guión. Parece mentira que lleguemos a la ceremonia sin comprobar previamente las canciones. No vale improvisar. No vale pensar que tenemos una versión mejor. Porque luego pasan cosas…

Hasta aquí llegó la primera parte. En la próxima entrega seguiremos enumerando horrores y errores de las ceremonias. No son tantos pero… en una ceremonia, un error ya es demasiado.

Lo estético y lo funcional

Hoy vamos a tomarnos a risa una situación que no tuvo nada de cómica y que nos aconteció no hace mucho en un hotel en Asturias durante una boda. El lugar en cuestión tiene un maravilloso jardín donde se pueden celebrar ceremonias civiles en un entorno inigualable. Vaya por delante decir que la situación no tiene nada que ver con la dirección del hotel, unas personas encantadoras que hacen que trabajemos como en casa cada vez que vamos allí.

Pero, ¡ay! hoy en día, en las bodas aparecen muchos «jefes». Algunos, incluso, mandan más que los novios. En este caso, el trato con la pareja fue muy cordial: nos expusieron sus preferencias, nos dieron el listado de temas, nos pusieron en contacto con la maestra de ceremonias, se preocuparon de que lo tuviéramos todo preparado… Una pareja de 10. De hecho, ni saben esta historia porque entendimos que no era cuestión de preocuparles el día de la boda.

El día en cuestión montamos el equipo. Ahí nos pusimos, como siempre, en un segundo plano: ocultos para los invitados, pero desde donde pudiéramos controlar tanto la llegada de los invitados como a la oficiante y los novios una vez iniciada la ceremonia. Porque ni somos los protagonistas, ni lo queremos ser. Discreción y eficacia. Lo único que se nos pide cuando trabajamos como djs en estos casos.IMG_20140913_132323Y entonces llegó «ella». Ni se presentó ni dijo buenos días. Nos espetó un «esto no puede quedar aquí, osea, porque la gente puede sacar fotos ¿sabes? y esto queda feo, osea». Después de tragar saliva y mordernos la lengua, solo le dijimos «Ya, pero es que somos los que llevamos el sonido de la boda y necesitamos un sitio para trabajar, no nos podemos borrar». Muy bien no le pareció, porque salió de allí mascullando entre dientes. En más de una ocasión nos hemos quejado de los que, más que en trabajar, se preocupan de que los demás no trabajen. Repetimos: la cuestión no tenía que ver con el hotel (bastante sufrieron ellos) ni con los novios, encantadores todo el día. La cuestión vino por uno de los múltiples intermediarios que aparecen ahora en las bodas. En el peor de los casos, se creen con mando en plaza y no se dan cuenta de que son un proveedor más, y que están al nivel de fotógrafos, djs, etc. Por cierto,  «aquello» que molestaba a la vista era esto:

IMG_20140913_134412En fin… algo que mide 1,50 metros de largo, que no se ve desde los bancos de los invitados y que está compuesto por materiales de aspecto profesional no debería molestar a nadie. A veces confundimos términos, como «estética» y «estático». En las bodas hay gente que trabaja (fotógrafos, djs, maitres, camareros) y que no puede estar estático. Intervendrá en el cuadro y entrará y saldrá de él. Una boda es un evento vivo, no un fondo para una foto… Pues esto que aparece en la foto parece que no era «cool» para la boda.

Asumir galones por las bravas tiene sus riesgos. Quizás con nosotros pinchó en hueso, quizá otra persona se hubiera avergonzado de trabajar. Nosotros, no. Además, cinco minutos después nos dimos cuenta que el criterio no estaba muy claro. El equipo de sonido molestaba para la estética y las fotos. A lo mejor un paquete de arroz no lo hace. ¿Arroz? Pues sí, porque los invitados buscaban más la funcionalidad que la estética y, oye, lo de estar toda la boda sujetando un paquete de arroz es incómodo. Así pues, lo posaron en el sitio más a mano que encontraron. ¿Sabéis cual? Efectivamente:

IMG_20140913_133131Y ahí quedó el arroz hasta el final de la ceremonia. No se puede ir contra la lógica. No es un plató de cine ni un escenario para un anuncio, ni los invitados son actores. Son personas y se comportan como tal. Repetimos: las bodas son eventos vivos. No permitamos que unos criterios estéticos impidan que se desarrollen con fluidez. Las personas que celebran la boda no van pensando en la foto, van pensando en disfrutar. Nunca deberíamos olvidarnos de esto.