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Sonifon en el Skoda Triathlon Series de Gijón

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Casi todas las cosas en nuestra trayectoria han comenzado por casualidad. La propia empresa, las ceremonias, la decoración y, últimamente, los eventos deportivos. Parece que siguiéramos al pie de la letra lo de «Impossible is nothing», y lo cierto es que el reto de las Skoda Triathlon Series era importante: una de las pruebas con más renombre del calendario, un patrocinador potente, dos competiciones en una sola mañana y tres equipos de sonido en la calle, teniendo que cubrir simultáneamente salidas y llegadas de diferentes pruebas. Si además le sumamos que había que madrugar (mucho) para iniciar el montaje y que la previsión del tiempo auguraba muchísima lluvia (se equivocaron, por suerte) el desafío era tremendo, cubriendo las salidas y llegadas, informando a los participantes y al público y poniendo música a todos los momentos de la competición. Con todo, nuestro esfuerzo no es superior al de los que participaron en una de las disciplinas más exigentes del mundo del deporte.

El reportaje fotográfico con nuestro trabajo está disponible pinchando aquí Esperamos que os guste.

Casarse frente al mar

 

El tiempo nos respetó y por fin pudimos oficiar nuestra primera boda en la terraza del Hotel ABBA de Gijón. Es difícil de explicar lo que se siente en un lugar así, frente al mar, una tarde soleada de verano y ante una pareja que viene a sellar su amor delante de sus seres queridos, en un lugar incomparable, con la playa de San Lorenzo al fondo.

Hay otros balcones al Cantábrico, pero no te puedes casar en ellos.
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Lo estético y lo funcional

Hoy vamos a tomarnos a risa una situación que no tuvo nada de cómica y que nos aconteció no hace mucho en un hotel en Asturias durante una boda. El lugar en cuestión tiene un maravilloso jardín donde se pueden celebrar ceremonias civiles en un entorno inigualable. Vaya por delante decir que la situación no tiene nada que ver con la dirección del hotel, unas personas encantadoras que hacen que trabajemos como en casa cada vez que vamos allí.

Pero, ¡ay! hoy en día, en las bodas aparecen muchos «jefes». Algunos, incluso, mandan más que los novios. En este caso, el trato con la pareja fue muy cordial: nos expusieron sus preferencias, nos dieron el listado de temas, nos pusieron en contacto con la maestra de ceremonias, se preocuparon de que lo tuviéramos todo preparado… Una pareja de 10. De hecho, ni saben esta historia porque entendimos que no era cuestión de preocuparles el día de la boda.

El día en cuestión montamos el equipo. Ahí nos pusimos, como siempre, en un segundo plano: ocultos para los invitados, pero desde donde pudiéramos controlar tanto la llegada de los invitados como a la oficiante y los novios una vez iniciada la ceremonia. Porque ni somos los protagonistas, ni lo queremos ser. Discreción y eficacia. Lo único que se nos pide cuando trabajamos como djs en estos casos.IMG_20140913_132323Y entonces llegó «ella». Ni se presentó ni dijo buenos días. Nos espetó un «esto no puede quedar aquí, osea, porque la gente puede sacar fotos ¿sabes? y esto queda feo, osea». Después de tragar saliva y mordernos la lengua, solo le dijimos «Ya, pero es que somos los que llevamos el sonido de la boda y necesitamos un sitio para trabajar, no nos podemos borrar». Muy bien no le pareció, porque salió de allí mascullando entre dientes. En más de una ocasión nos hemos quejado de los que, más que en trabajar, se preocupan de que los demás no trabajen. Repetimos: la cuestión no tenía que ver con el hotel (bastante sufrieron ellos) ni con los novios, encantadores todo el día. La cuestión vino por uno de los múltiples intermediarios que aparecen ahora en las bodas. En el peor de los casos, se creen con mando en plaza y no se dan cuenta de que son un proveedor más, y que están al nivel de fotógrafos, djs, etc. Por cierto,  «aquello» que molestaba a la vista era esto:

IMG_20140913_134412En fin… algo que mide 1,50 metros de largo, que no se ve desde los bancos de los invitados y que está compuesto por materiales de aspecto profesional no debería molestar a nadie. A veces confundimos términos, como «estética» y «estático». En las bodas hay gente que trabaja (fotógrafos, djs, maitres, camareros) y que no puede estar estático. Intervendrá en el cuadro y entrará y saldrá de él. Una boda es un evento vivo, no un fondo para una foto… Pues esto que aparece en la foto parece que no era «cool» para la boda.

Asumir galones por las bravas tiene sus riesgos. Quizás con nosotros pinchó en hueso, quizá otra persona se hubiera avergonzado de trabajar. Nosotros, no. Además, cinco minutos después nos dimos cuenta que el criterio no estaba muy claro. El equipo de sonido molestaba para la estética y las fotos. A lo mejor un paquete de arroz no lo hace. ¿Arroz? Pues sí, porque los invitados buscaban más la funcionalidad que la estética y, oye, lo de estar toda la boda sujetando un paquete de arroz es incómodo. Así pues, lo posaron en el sitio más a mano que encontraron. ¿Sabéis cual? Efectivamente:

IMG_20140913_133131Y ahí quedó el arroz hasta el final de la ceremonia. No se puede ir contra la lógica. No es un plató de cine ni un escenario para un anuncio, ni los invitados son actores. Son personas y se comportan como tal. Repetimos: las bodas son eventos vivos. No permitamos que unos criterios estéticos impidan que se desarrollen con fluidez. Las personas que celebran la boda no van pensando en la foto, van pensando en disfrutar. Nunca deberíamos olvidarnos de esto.

 

 

Ceremonias en exteriores

Internet ha propiciado que las costumbres de las bodas dejen de ser «locales» para convertirse en «globales». Esto es: las tradiciones traspasan fronteras y lo que antes era común solo en Bali o en EE.UU. pero nos llegaba contado a modo de leyenda ahora puede ser típico en España o Italia y, además, tendremos disponibles todos los vídeos y fotos que queramos para ver si esa tradición nos gusta o no.

Hay costumbres que no acabarán nunca de extenderse a otros países, pero otras se asientan rápido. Y así, lo que veíamos raro hace unos años, como casarse en el propio lugar de la celebración del banquete, hoy es bastante común. Muchos salones de bodas ofrecen ya espacios acondicionados especialmente para hacer la ceremonia nupcial, así que no nos ha quedado otra que adaptarnos, buscando la forma de poner el sonido y la voz pero, como siempre, permaneciendo en un discreto segundo plano.DSCF7958 IMG_20130907_174625 PIC_0002Nuestro trabajo es muy simple pero muy complicado a la vez: las canciones elegidas por los novios tienen que sonar en el momento justo y, sobre todo, las voces de la persona que oficie la ceremonia y de los contrayentes se tienen que entender. Sin estridencias y sin acoples. Y sobre todo, haciéndolo con delicadeza, cuidando los detalles y sin fallar en los momentos decisivos.

Solo así se consigue que sea un éxito. Hay que tener claro que no estamos en un evento «publicitario» (ojo con los rótulos) y que, si la decoración está cuidada hasta el último detalle, no podemos controlar el sonido sentados en una silla, al lado del maestro de ceremonias o en medio de una maraña de cables. Hay cosas que serán imposibles de ocultar (el atril o el cable del micrófono) pero será difícil de entender una foto en la que aparezca al fondo o en medio del cuadro una persona con una mesa de mezclas. Y es que, hay que tenerlo muy claro: aquí no somos los protagonistas de la ceremonia.

En Sonifón hemos puesto el sonido a muchas ceremonias. Algunas, en nuestros restaurantes habituales. Otras, en sitios a los que vamos como invitados. En todas, siempre, es vital coordinarse con el restaurante, con la persona que oficie la ceremonia y, si es posible, con quien haga el montaje del mobiliario y la decoración. Y todo, siempre, con delicadeza y cuidando los detalles. Si no, por muy buenos que seamos, estaremos condenados a que salga mal. Pero si lo hacemos bien, convertiremos el jardín de un restaurante en un bonito recuerdo: en el inicio de una gran historia.IMG_20140621_170909

Media Maratón de Gijón 2014

Por segundo año consecutivo, el Patronato Deportivo Municipal de Gijón nos contrató para animar a los participantes en la Media Maratón con más participantes de las que se celebran en Asturias.

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De nuevo instalamos tres puestos: junto a la escalera 14 del Muro de San Lorenzo, en los Jardines de la Reina y en la plaza del Padre Máximo González. Aquí el reto es que los corredores oigan la música durante el mayor tramo posible… y sin atronar a los vecinos. Y hay otro desafío que no se ve: montar todos los equipos en menos de tres horas y dejarlos desmontados en el menor tiempo posible. Un despliegue de medios y un trabajo de sincronización prácticamente de locos. Ahora bien, el resultado merece la pena, sobre todo cuando los participantes te regalan imágenes como la de esta foto.

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