Vamos hoy a abordar uno de los momentos de mayor tensión que se produce en las bodas: la apertura del baile. O el vals, como se dice coloquialmente, aunque la mayoría de las veces ya no es un vals, pero nos hemos quedado con la cantinela.
No somos muy dados nosotros a recomendar qué canción es mejor o cuál peor. Cada persona tiene sus gustos y preferencias, y lo que para unos es una pastelada, para otros es la canción de sus vidas. No somos quién para decidir qué canción se adapta mejor a una pareja para iniciar el baile. Podemos orientar, aconsejar o presentar una lista de canciones, pero la elección final es propia de cada persona.
Alguno dirá… ¿y para esto gastan una entrada? Nooooo. Lógicamente, algo tenemos que decir. Y si queremos hablar de las canciones de inicio es por una cuestión: bodas que nos hayan salido mal no hay muchas, pero sí es más fácil que el primer baile salga mal. ¿Significa eso que la boda se ponga cuesta arriba? Ni mucho menos. ¿Se puede hacer algo para solucionarlo? Por supuesto.
1) Pensar que la canción de inicio sólo es eso: una canción. Un pequeño momento de entre todos los que compondrán el baile. Vale, sí, todo el mundo estará mirando a los novios pero, por lo demás, no debemos añadirle dramatismo. Cierto es que los vídeos que circulan por internet de las bodas en países anglosajones, con exhibiciones y coreografías imposibles, no invitan al optimismo. Pero también es cierto que, en esos mismos países, por regla general los bailes duran muy poco y baila muy poquita gente. Así que el primer baile de los novios es «el baile». Aquí os va un ejemplo (a partir de 1:42). Recomendación: no lo hagáis en casa.
2) Tener en cuenta que el tema elegido tiene que ser algo que tenga un mínimo ritmo para bailar juntos (ojo a las baladas, que no todas lo cumplen) y también algo que os guste, porque así se hará más ameno. Porque ya metidos en el berenjenal de bailar delante de todo el mundo, por lo menos que no sea un suplicio para los oídos. Cuidado de elegir algo demasiado movido, que después resultará fácil perderse. Tenemos vídeos pero no los vamos a poner, lógicamente, que perderíamos algunos amigos. Y luego hay canciones que funcionan casi siempre…
3) Elegir la canción entre los dos. Imponer un tema concreto va a hacer que la otra persona igual no se encuentre a gusto. Al final, eso se nota. Y quedará plasmado en las fotos…
4) Descartar recomendaciones sin fundamento. Quien mejor os conoce sois vosotros. No hay canciones que queden más bonitas o que sean más espectaculares… si no son de vuestro estilo. A veces sin mala intención y otras pocas, con afán de adueñarse de bodas ajenas, aparecen terceras personas quitando o poniendo canciones. De su gusto, claro, no del de los novios.
5) Pedir consejo al dj o, en nuestro caso, a la empresa (para eso seríamos varias personas trabajando en vuestra boda). Seguro que se les ocurre una solución y lo que parece tan difícil acaba por resultar mucho más sencillo. Desde cómo empezar, dónde situarse y en qué momento de la canción será mejor empezar a bailar, hasta organizar a los invitados una vez iniciada la canción o tener pensado un «plan B» por si algo no acaba de funcionar como se pensaba.
6) las coreografías sorpresa y los montajes, ¿sí o no? Como todo, depende. Si lo vais a pasar bien con él, perfecto. Si no… como todo lo dicho anteriormente. Lo único que, como ya son muchos los novios que han empezado con un mix, podríamos caer fácilmente en la repetición. Aquí lo mejor sería ir al punto 5) y preguntarle al dj.
7) Por último: fuera complejos! Hace años parecía obligatorio saber bailar para casarse. Hoy eso no es indispensable (sí, vale: algún profesor/a de bailes de salón seguro que ya nos ha puesto una «x» por este comentario). Y si no tenéis la habilidad de moverse como Ginger Rogers o Fred Astaire, vuestros invitados lo van a entender. No están ahí porque os quieran ver bailar: están porque quieren acompañaros en vuestro día.
A lo largo de estos años hemos visto de todo: novios que no sabían bailar y no lo disimularon pero se echaron unas risas; novios que no sabían bailar y lo pasaron mal; novios que no sabían bailar pero ensayaron una coreografía y les salió bien; novios que no sabían bailar pero ensayaron una coreografía y les salió mal… y también los casos contrarios con novios que sí sabían bailar. El caso es que acertéis con vuestra decisión, hagáis las pruebas que tengáis que hacer antes de la boda y veáis si el plan inicial sirve o no. Si los ensayos van bien, adelante con ellos. Si no… Nadie os va a exigir nada. Y no tengáis miedo en improvisar. Hay veces que aparecen canciones que no sabes por qué, pero acaban funcionando.