Después de nueve años poniendo música a todo tipo de eventos, aún no sabemos responder cuando nos dicen qué canciones son mejores para una fiesta. Y probablemente no sepamos responder porque la pregunta no tenga contestación posible. Vale, de acuerdo, hay canciones que son éxito (casi) seguro y temas que son fracaso (casi) garantizado. Pero antes de dar por hecho que una canción funcionará o no, hay que fijarse en lo que vemos el día de la fiesta y lo que nos dicen los invitados. O pensar en alguna canción que haya significado algo en algún momento de sus vidas.
Las siguientes canciones, en condiciones generales, no las habríamos pinchado nunca pero… tenían historia detrás: una despedida de soltero en la que se cantó a todo volumen, unas fiestas del pueblo con una orquesta que no paraba de repetirla, una reunión parroquial donde se cambió el repertorio cuando el cura fue a hablar por teléfono. Son cosas que no sabíamos y que nunca hubiéramos sabido si no hubiéramos hablado previamente con los clientes
¿Alguien se acuerda de «Trigo limpio»? A estas alturas, poquita gente. Pero esta canción sonó y mucho en un pueblo de León y de ahí, acabó siendo el exitazo de la fiesta. Hasta el ordenador huele añejo cuando se escucha este tema.
Quince jovenzuelos cantando un estribillo casi desconocido en mitad de una boda. Tenía su razón: era lo que habían hecho en la despedida de soltero. Y eso que el pop indie no suele tener cabida en las bodas, pero ya veis:
Parecían chicos buenos (y lo eran) pero se permitieron un día una licencia con el «Enter sandman» de Metallica… y casi se cargan la tarima. Hubo que ordenar a la gente que se bajara del escenario, como en Barcelona 92.
Y como éstas, hay muchísimas más. No hay que tener miedo a permitirse una licencia si la canción tiene historia detrás. Nuestros clientes conocen mejor a sus invitados que nosotros, así que toda información que no llegue puede venir bien para no dejarse fuera del repertorio esa canción que, por sí sola, vale una fiesta. Aunque sea un éxito inesperado.